Este artículo nace desde la experiencia directa, a propósito de nuestra participación en la "Cámara de Ecoturismo de Colbún", pero también desde una lectura más amplia: una lectura que interpela los modos en que nos organizamos, cómo tomamos decisiones y qué clase de vínculos cívicos construimos cuando participamos de asociaciones que replican modelos organizativos anticuados, ya superados por el sentido común actual de participación y transparencia.

Cabe señalar que esta crítica no busca generalizar ni poner en entredicho a todas las organizaciones gremiales o territoriales. Existen muchas que operan con gran seriedad, transparencia y apego a sus estatutos, y cuya labor es valiosa para el desarrollo local. Este artículo se dirige, específicamente, a aquellas que han normalizado prácticas que socavan la legitimidad institucional y el desapego a normativas estándarizadas actualmente vigentes (ver Anexo).

1. Elecciones simbólicas: el fin de la participación real
Uno de los principales vicios que afecta a estas organizaciones es la simulación de procesos democráticos. Las elecciones son realizadas “a dedo”, sin convocatorias formales ni procesos abiertos de postulación, deliberación ni votación. Se repiten liderazgos sin contrapeso, muchas veces sin actas ni quórums válidos, lo que convierte a la conducción en un ejercicio cerrado, no representativo y contrario a cualquier noción básica de gobernanza participativa.

Esto contrasta fuertemente con las tendencias modernas en organizaciones sociales, cooperativas y startups cívicas que adoptan modelos horizontales y transparentes, donde se promueve la rotación de liderazgos, el uso de tecnologías para facilitar el sufragio y la toma de decisiones informadas por parte de todos sus integrantes.

2. Falta de transparencia: lo que no se informa, se sospecha
La ausencia total de rendición de cuentas es otro síntoma de organizaciones enfermas. No se entregan balances financieros, no hay informes de actividades ni canales para que los socios accedan a información básica de gestión. Esto no solo genera desconfianza: puede acarrear sanciones legales, especialmente si hay manejo de fondos públicos o aportes de terceros que requieren trazabilidad.

Hoy en día, incluso pequeñas organizaciones comunitarias usan herramientas gratuitas como Google Drive, plataformas de asambleas digitales o informes en línea para mantener a su membresía informada. Es inaceptable que en pleno 2025, algunas asociaciones no entreguen ni siquiera un resumen anual de sus acciones o finanzas.

3. Conducción cupular: la democracia secuestrada
Cuando las decisiones se toman entre cuatro paredes, sin consulta ni validación colectiva, se rompe el contrato básico de confianza entre la base y la directiva. En muchas asociaciones, la cúpula opera como si tuviera un mandato eterno y absoluto, apropiándose de una representación que en realidad no tiene.

Esta forma de conducción vertical y autorreferente es una rémora de las lógicas clientelares del siglo XX, totalmente ajenas a las nuevas prácticas de gobernanza colaborativa. Plataformas como Loomio, Decidim o simplemente grupos de WhatsApp bien gestionados permiten hoy sistematizar la participación y generar estructuras abiertas, dinámicas, distribuidas.

4. Desconocimiento y desdén por los estatutos
Los estatutos de una organización no son un simple documento notarial. Son la constitución interna que define deberes, derechos, principios éticos y mecanismos de funcionamiento. Pero en muchas asociaciones, estos estatutos son desconocidos o interpretados arbitrariamente por quienes están en el poder.

Esta informalidad puede parecer inocente, pero en realidad es la base de la ilegitimidad jurídica y política. Sin apego a las normas que nos dimos como colectivo, toda acción carece de sustento y se convierte en un acto unilateral. Una organización así se transforma en una simulación: tiene el nombre, pero no la sustancia.

5. Culto a la buena onda y al silencio cómodo
Existe una trampa común en las organizaciones pequeñas: el culto al “ambiente buena onda” que calla el conflicto y desactiva cualquier crítica legítima. Bajo la excusa de evitar divisiones, se castiga la disidencia y se margina a quienes exigen rendición de cuentas o cuestionan decisiones cupulares.

Esto no es armonía: es conformismo institucional. El verdadero espíritu comunitario se construye desde la pluralidad, el disenso constructivo y el reconocimiento de los errores. El silencio no es prudencia: muchas veces es complicidad.

6. El mundo cambió. ¿Y nosotros?
Mientras todo esto ocurre en la microescala, el mundo sigue avanzando. Empresas con gobernanza descentralizada (DAO), cooperativas digitales, comunidades con presupuestos participativos, fundaciones transparentes… están demostrando que es posible —y necesario— actualizar las formas de organización colectiva.

Hoy, la confianza se construye desde la transparencia. La legitimidad, desde la participación. Y el liderazgo, desde la ética del servicio, no desde el poder por el poder.

Conclusión: salir del feudo y recuperar la comunidad
Cuando una asociación territorial se convierte en un feudo, deja de ser un instrumento de desarrollo local y se transforma en un obstáculo. Pero esto no es inevitable. Si reconocemos los vicios, podemos corregirlos. Si abrimos el diálogo, podemos transformar la cultura organizacional. Y si nos tomamos en serio la participación, la transparencia y la rotación democrática, entonces sí podemos soñar con asociaciones que estén a la altura del tiempo que vivimos.

Lo que está en juego no es solo el futuro de una cámara o de una agrupación, sino el modelo de comunidad que estamos construyendo. Y ese futuro solo será sostenible si está fundado en la confianza, la ética y el respeto mutuo.

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ANEXO

Estipulaciones Mínimas Obligatorias para una Asociación Gremial en Chile

 

  1. Personalidad Jurídica vigente, obtenida mediante escritura pública e inscripción en el Registro de Asociaciones Gremiales del Ministerio de Economía.

  2. Estatutos debidamente aprobados, que contengan:

    • Denominación de la asociación.

    • Objeto social específico (actividad o giro económico).

    • Domicilio legal.

    • Duración (puede ser indefinida).

    • Requisitos de incorporación, renuncia y exclusión de socios.

    • Derechos y deberes de los socios.

    • Normas sobre patrimonio y administración financiera.

    • Mecanismos de disolución y destino del patrimonio remanente.

  3. Órganos de dirección formalmente establecidos:

    • Asamblea General de Socios.

    • Directorio elegido democráticamente por los socios.

    • Presidente/a, Secretario/a y Tesorero/a designados conforme a estatutos.

  4. Proceso electoral válido y transparente, incluyendo:

    • Convocatoria formal a elecciones (con plazos definidos en estatutos).

    • Votación secreta o pública según lo establecido.

    • Registro de socios habilitados para votar.

  5. Convocatoria regular a Asambleas Generales (ordinarias y extraordinarias), con:

    • Quórum definido estatutariamente.

    • Actas registradas y firmadas.

    • Publicidad de acuerdos y resoluciones.

  6. Rendición de cuentas anual, con:

    • Informe financiero firmado por tesorería y presidente.

    • Balance general.

    • Detalle de ingresos, egresos y manejo de fondos.

  7. Libros formales y registros actualizados:

    • Libro de actas.

    • Libro de socios.

    • Libro de ingresos y egresos.

    • Registro de elecciones.

  8. Cumplimiento de obligaciones tributarias, cuando corresponda:

    • RUT activo.

    • Declaración de ingresos o exenciones (SII).

    • Emisión de boletas o facturas si realiza actividades con fines económicos.

  9. Informe de modificaciones de estatutos o directiva, notificados a:

    • Ministerio de Economía (para asociaciones gremiales).

    • Otros órganos públicos según su área (ej. Sercotec, Subpesca, etc.).

  10. Mecanismos internos de resolución de conflictos, establecidos en los estatutos (tribunal de disciplina u otro órgano definido).